El aislamiento social empujó aún más hacia el centro de la escena a las billeteras virtuales. En las últimas semanas, su crecimiento fue exponencial e incluso inesperada producto de las dificultades que trajo consigo la pandemia del Covid-19. Según un relevamiento realizado por la Cámara Argentina de Fintech, se multiplicó su uso por parte del público en un rango de entre el 120 y el 800%, según el caso. Si bien llevan un tiempo entre nosotros ganando terreno, hay ciertos interrogantes a su alrededor. Qué son. Cómo funcionan. Qué servicios ofrecen. Qué rango etario es el que más las utiliza.
Qué son las billeteras virtuales
Para comprender en profundidad de qué hablamos cuando nos referimos a “billeteras virtuales”, hablamos con Juan Pablo Bruzzo, extitular de la Cámara Argentina de Fintech, CEO y fundador de Moni. “Hablar de billeteras virtuales puede ser una definición amplia y depende de cada compañía y los producto que cada una ofrece. Sin embargo, en esencia son plataformas basadas en tecnología que te permiten acceder a servicios financieros y tienen en común que podes enviar dinero, hacer pagos de facturas, recargar SUBE, el celular, entre otras cosas”, explicó.
Las billeteras digitales – como también se las llama – integran el mundo de la industria financiera tecnológica de las Fintech. De acuerdo a cifras de la Cámara Argentina de Fintech, representan el 20% de las empresas de dicho rubro.
Se trata además de un espacio en ascenso debido a la caída a nivel global y también en Argentina del uso del efectivo como principal moneda de cambio. Un informe de la consultora Minstait realizado previamente a la pandemia reveló que entre 2018 y 2019 se duplicaron los pagos mediante celular.
Cómo funcionan
Básicamente, todas las billeteras móviles funcionan de la misma manera. Se trata de aplicaciones que se pueden descargar a un smartphone. Allí el usuario debe ingresar un número de cuenta bancaria o tarjeta de crédito/débito asociada que sustente las operaciones que realizará.
Si bien es condición necesaria contar con uno de esos requisitos, en caso de no tener alguno de ellos las compañías ofrecen la creación de cuentas digitales para poder transaccionar. “Esencialmente es eso, un lugar donde los individuos pueden tener fondos y utilizar esos fondos”, añadió Bruzzo.
Quiénes las usan
De acuerdo al relevamiento realizado días atrás por la Cámara Argentina de Fintech, actualmente las billeteras virtuales cuentan con 6.5 millones de usuarios activos en Argentina. Se trata de un usuario por cada dos personas económicamente activas (actualmente la población económicamente activa se ubica en 13.5 millones).
Si bien es una relación baja, su uso creció considerablemente en el último tiempo y más aún en época de pandemia. Según datos difundidos recientemente por la Cámara la cuarentena multiplicó la utilización de estas plataformas “en un rango de entre el 120 y el 800% según el caso”.
“Los usuarios que utilizan estos servicios son diversos. Esto se debe principalmente a la coexistencia de compañías de mayor antigüedad con otras que recién comenzaron a operar”, señala un informe realizado a mediados del año pasado por Accenture y la Cámara Argentina de Fintech donde por primera vez se analizó en profundidad el ecosistema de las financieras tecnológicas y entre ello a las billeteras virtuales.
La radiografía del usuario depende mucho de la billetera virtual y el tipo de servicio que brinda. Algunos optan por enfocar sus servicios en aquellos que están bancarizados y suelen utilizar las herramientas que las entidades les ofrecen para realizar sus operaciones. Otros en cambio apuntan a quienes tienen menor contacto con los bancos.
“Desde Moni nos enfocamos en los sub-bancarizados. El 80% de los mayores de 18 años tiene una cuenta bancaria. El problema es que apenas cobran el sueldo, el subsidio o la jubilación, retiran los fondos porque manejan toda su economía en efectivo”, explicó Bruzzo. En parte, esto tiene que ver con la dificultad para acercarse a una sucursal bancaria o a un cajero. Sobre todo en las zonas alejadas de los grandes centros urbanos del país.
“Pese a lo que se suele creer, el uso no está relacionado principalmente con millennials. En nuestro caso, los clientes tienen más de 35 años y es gente que necesita transaccionar y lo utiliza”, añadió el CEO de Moni.
Qué servicios ofrecen
El uso que se le puede dar a una billetera virtual es muy variado y también depende del enfoque que la Fintech le quiera dar, es decir, el público hacia el cual desea apuntar. En general, todas ofrecen la posibilidad de pagos virtuales como una ventana para otros servicios.
“Cargar la sube, enviar dinero, abrir una cuenta digital, comprar con la tarjeta u otro formato, pagar facturas, son servicios que para el usuario no suelen tener ningún costo”, señaló Bruzzo. Es una forma de que el consumidor se familiarice con la billetera, tome confianza con los medios de pago virtuales y a corto plazo pueda solicitar otros productos, como préstamos o seguros.
A propósito de esto se explayó Bruzzo: “Hay líneas de negocios que tienen más rentabilidad que otras, son más relevantes para generar facturación. Sin embargo otras son más interesantes para que el cliente tenga un hábito de consumo más frecuente. Por ejemplo, se hacen pagos todos los días. Si logras que use tu billetera como medio de pago va a interactuar todos los días. El margen va a ser chico pero estará relacionado con el volumen de la gran frecuencia. En cambio un seguro o un préstamo tienen buen margen pero se solicitan cada tanto”.
“El ingreso en nuestro caso viene, por ejemplo, cuando se hace recarga de celular: ahí nos paga el operador. Pero también ofrecemos préstamos y seguros. Ahí también obtenemos rendimiento, por ejemplo cuando el cliente se financia y cobramos una tasa por el préstamo”, indicó Bruzzo.
El crecimiento de los pagos virtuales vs la caída del efectivo
A fines del año pasado, un relevamiento sobre medios de pago utilizados en tiempo reciente reveló que el pago a través del celular en Argentina saltó del 15,8% de 2018 al 36,5% en 2019. A su vez, se cuadruplicó el número de personas que dicen utilizarlo como principal forma de pago: del 0,7% al 4,3%.
En ese contexto, el relevamiento puso a las tarjetas sobre el efectivo como el método de pago de mayor preferencia, al representar más del 50% de la predilección por parte de los entrevistados, con un incremento de poco más de 5 puntos porcentuales. El dinero papel cayó al segundo lugar con un notorio decrecimiento: de 49,6 a 35,8%.
El ascenso de las tarjetas de crédito-débito al primer lugar – al menos en dicha encuesta – se explica también por el nexo que estas tienen dentro del universo de las billeteras digitales. Muchas de ellas permiten vincular los plásticos para realizar pagos en cada vez más comercios.
“El dinero electrónico y las billeteras digitales se están poco a poco convirtiendo en soluciones financieras para los trabajadores de la gig economy en Latinoamérica, especialmente tras el impulso que la asociación con los esquemas internacionales de tarjetas (…) han dado a su aceptación doméstica e internacional”, agrega en ese sentido el informe.
El problema de la informalidad
Durante 2019, la informalidad en el mercado laboral se ubicó en torno al 36% del total de los asalariados según cifras del Indec. Se trata de una gran masa de trabajadores que no cuentan con los derechos laborales básicos y que además cobran por fuera del sistema, lo cual también dificulta su incorporación a las ventajas que ofrecen las billeteras móviles.
Si bien abrir una cuenta digital es totalmente gratuito, contar con el efectivo para hacer las compras diarias forma parte de las necesidades básicas. Incluso gran parte de quienes están bancarizados y forman parte del sector formal de la economía, optan por retirar sus salarios de una vez debido a que no siempre se tiene cerca un cajero para retirar efectivo cuando uno desea, ni tampoco todos los comercios están adheridos a los medios de pagos digitales. Eso dificulta también el crecimiento de las billeteras.
“Hay una mezcla de todo”, dijo Bruzzo respecto al rol que juegan en esto la informalidad laboral y la informalidad monetaria. Por un lado “está la costumbre de retirar todo el dinero de una vez por vivir lejos de un cajero o por no tener un home banking decente”. Por otro “los comercios, pese a que es obligatorio ofrecer medios de pagos digitales, cuanto más adentro te metes en la Argentina menos los ofrecen por el hecho de que cuando el dinero empieza a ser formal tiene impuestos y eso modifica la economía diaria”. La combinación de esas cosas hace que el efectivo sea el medio de pago más habitual, el que genera informalidad y menos volumen que sea sujeto de impuestos, remarcó
En ese sentido, hizo hincapié en la necesidad de generar incentivos para la incorporación de estos sectores a la formalidad. “Una de las cosas que hay que hacer es incentivar los medios de pagos digitales porque benefician a todos. Probablemente debería haber una transición y quizá a un pequeño monotributista no se le cobre todos los impuestos juntos porque lo vas a desincentivar”, concluyó.