El sector financiero ha sido gran ejemplo de transformación digital. En los últimos años, nuevas tecnologías financieras han cambiado las reglas de juego de manera significativa.
Actualmente, múltiples e innovadores participantes, a través de la tecnología, brindan nuevas alternativas para ofrecer productos y servicios financieros a un clic. Esto ha generado una titánica labor de los reguladores para plantear una normativa que se adapte a las nuevas realidades y que dé vía libre a nuevos modelos de negocios y segmentos.
En Colombia, al contrario que ha pasado con otras industrias, el sector fintech ha mostrado avances en su normativa liderados por el Ministerio de Hacienda, a través de la Unidad de Regulación Financiera (URF), y la Superintendencia Financiera. Y no es para menos. actualmente Colombia es el tercer mercado de América Latina en el desarrollo de iniciativas fintech, por debajo de México y Brasil. Además, el más reciente estudio Finnovista Fintech Radar identificó 200 startups del sector en el país, con una tasa de crecimiento anual de 26%.
En ese contexto, los reguladores han puesto en marcha algunas iniciativas que permitan el desarrollo de modelos innovadores y el acceso a estos. Entre los avances más significativos está la normatividad para los depósitos electrónicos, el crédito digital y el crowdfunding. También se destaca el sandbox de la Superfinanciera, que ha tenido un gran peso en el desarrollo del sector fintech nacional.
Pero se trata de pequeños pasos para los retos que vienen una vez superada la crisis del coronavirus. Esta industria tendrá un papel relevante en la recuperación económica.
Así las cosas, el sandbox ha resultado beneficioso para la industria, pero este mecanismo tiene cosas por mejorar. Para Ricardo Fandiño, socio director de banca y finanzas de Gómez Pinzón, la intención es buena, pero esta herramienta está frenando los procesos de innovación y la puesta en marcha de proyectos productivos, que muchas veces no tienen por qué pasar por este mecanismo. “Tiene que ser más ágil. Lo ideal es buscar que ese sandbox no se vuelva un camino disuasivo, donde los emprendedores van y esperan que les digan si su proyecto tiene o no vía libre para operar”, dijo.
Fandiño también resaltó la necesidad de superar el fantasma de las pirámides, cuya regulación limita el desarrollo de nuevos modelos de negocio, especialmente de segmentos como el crowdfunding. En ese sentido, señaló que el país limitó el campo de acción con cargas regulatorias poco realistas
Fernando Bermúdez, asociado senior de Muñoz Tamayo & Asociados, concuerda. Afirma que la regulación para crowdfunding es muy restrictiva y no ha permitido que florezca en el país este mecanismo, una de las primeras opciones de los emprendedores hoy. “En dos años de la regulación solo hay un jugador en el mercado. Lo que evidencia que estas regulaciones donde se les exige a nuevos modelos operar con cargas regulatorias de una entidad financiera, tienen un costo muy alto para el país”, afirmó.
Señalan que los reguladores deben comprender la operación de estos nuevos modelos. Y plantear una normativa flexible donde primen aspectos como la confianza, la buena fe y la seguridad jurídica. Para esto, también será necesario contar con un aparato judicial que esté familiarizado con estas alternativas de financiación.
Por otro lado, está el tema de los pagos electrónicos, que está pendiente desde hace un año y que hoy se convierte en un elemento clave para el desarrollo de industrias como el comercio electrónico.
En Colombia, este segmento es el segundo de mayor participación en la industria fintech. Sin embargo, señala Roberto Borrás, socio de Garrigues, la normativa se quedó atrás y no considera actores como las pasarelas de pago o procesadores, e impide la masificación de estos servicios en el país.
“La nueva regulación establece unos conceptos de industria que no están definidos hoy en la normativa. Este proyecto de decreto es fundamental y será un verdadero revolcón en la industria de pagos y servicios transaccionales en el país”, afirmó.
A estas prioridades, según Colombia Fintech, se unen temas como una mayor normativa jurídica al crédito digital, enfocada en darle seguridad a los cobros que se realizan a través de empresas fintech.
También será clave poner sobre la mesa temas como el OpenBanking, que busca liberar la información para personalizar los servicios financieros; el factoring, al dar reglas claras para la negociación por ejemplo de los títulos valor; y los criptoactivos. Colombia es la quinta economía donde más se transan estos activos, pero su regulación ha retrasado la implementación de tecnologías como el blockchain, que promete ser un actor relevante en la banca del futuro.